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martes, 3 de marzo de 2009

Historia de la Iglesia Católica y México

Una de las razones por la que los gringos pudieron arrebatarnos Texas, Nuevo México y California fue porque durante los siglos XVII y XVIII dichos territorios permanecieron despoblados y abandonados gracias a que la Iglesia Católica condiciono el ingreso de los inmigrantes a que profesaran, única y exclusivamente la religión católica, de otra suerte no podrían venir a la Nueva España a probar fortuna….Nada contaminaría su Imperio de las Almas. Los norteamericanos, por otro lado, facilitaron el arribo de nuevos pobladores a las trece colonias siempre y cuando fueran a buscar trabajo y a construir una vida honesta y productiva. Abrieron las puertas de par en par sin oponer obstáculo alguno. El resultado esta a la vista: Estados Unidos triplico en cuarenta años su población, mientras que en México la cifra se redujo a tan solo siete.

Esta estúpida política clerical estimulo el espíritu expansionista norteamericano y propicio el gran robo, el descarado despojo del que después fuimos victimas. ¿Quién si no la Iglesia Católica fue indirectamente el gran culpable de la mutilación territorial que sufrió México? La Iglesia Católica debería indemnizar a México por los daños causados a lo largo de la historia.

La Iglesia Católica decapito a muchos gobiernos liberales cuando estos apuntaban en dirección de sus cuantiosos bienes; la iglesia se negó a hipotecar su patrimonio para ayudar a financiar la guerra contra Estados Unidos.

La Iglesia monopolizo la educación durante tres siglos y medio, de modo que para 1821, cuando Iturbide llego al poder, México, con cuatro millones de kilómetros cuadrados se encontraba sepultado en el analfabetismo con un 98% de la población incapaz de saber leer y escribir. ¿No fue un atentado inmisericorde del que tardaremos muchas centurias en recuperarnos?

¿Qué se podía esperar de México en semejantes condiciones?

Es inocultable la realidad, esa herencia maldita, amenazaría la paz, la estabilidad y las posibilidades de construir un país justo. Si la Iglesia se había erigido como la única educadora de la colonia, la alfabetizadora por excelencia, ¿no era por esta sola razón, la única y exclusiva culpable de la existencia de un país de enanos supersticiosos que jamás crecerían? Ahí esta una de las evidencias para demostrar la catástrofe de la unión de la iglesia y el Estado: la una se debía haber dedicado a difundir el contenido de las palabras divinas y el otro tenia que haber hecho su mayor esfuerzo en educar en formar, en forjar a toda la población sin elitismo alguno.

Los adultos ignorantes están muy cerca de la animalidad, son fáciles de conducir como un rebaño, se es puede mentir con suma facilidad, son primitivamente supersticiosos y es posible hacerlos caer sin mayores dificultades en el fanatismo religioso para apartarlos de otros objetivos inconvenientes para la iglesia. En fin, la manipulación resultaría más sencilla en la medida en que se les mantuviera alejados de los libros para garantizar a través de la ignorancia, el pago de limosnas, donativos y obvenciones parroquiales, se contara o no con ahorros familiares.

Dejemos a los curas otros trescientos años al frente de la instrucción de nuestro país y podremos comprobar como la imbecilidad llegara al extremo de que se nos pueda llegar a dominar y dirigir como una gran recua.


México ante Dios

Francisco Martín Moreno

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