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miércoles, 18 de febrero de 2009

Los límites de la risa.



Carlos Castillo Peraza planteo un tema candente: ¿Tiene límite la risa? La caricatura y la burla, ¿deben detenerse ante fronteras que podamos definir? No hay duda cuando se trata de la vida intima de una persona. Pero ¿hay creencias de las que podamos hacer burla y otras de las que no podamos?

Un ejemplo no religioso: millones de personas creen que es posible la existencia de seres en otros mundos. Pero por expresar esa opinión, Giordano Bruno fue quemado vivo. Hoy es asunto que se discute con las matemáticas de la probabilidad. Como no existen elementos comprobatorios directos, es un tema que se puede tratar y discutir con toda seriedad entre todas las personas informadas.

Ah, pero existe una organización que ya recibe extraterrestres en el patio de una señora de nombre Marla, a quien le han dictado todas las profundidades de la física. Dice así el folleto titulado “El Superhombre y el Cosmos”: “Queremos agradecer la ayuda otorgada para la elaboración de este material a nuestros compañeros Medlik, Kia, Kumali, Rumir, Larka……… ”, que son los instructores extraterrestres.

¿Es valida la risa, la burla, befa, ironía, sarcasmo, falta de respeto? Creo que si. Esta fácil.

Ahora veamos un caso de fe. Para muchos católicos la virgen de Guadalupe se apareció en el piso de una estación del Metro en la ciudad de México. Fue inútil informarles que la mancha ovalada era producto de un derrame de agua, que los calcios del mármol……, que nada……la mancha pronto tuvo veladoras y flores. Los creyentes han conseguido que se levanten unas lozas manchadas y se instalen en una ermita construida para el caso. Imaginemos lo que puede ocurrir en cien años más: una mano piadosa acentúa un sargo, otra pone un adorno, otra más delinea un contorno difuso. En cien años se tiene una imagen completa. Pero los diarios, fotografías y videos actuales darían fe del origen profano y hasta irreverente de la imagen del Metro. No hay posibilidad de que, en un siglo, la iglesia católica diga que fue una aparición milagrosa…… ¿o si?

Pues bien, es muy probable que algo semejante haya ocurrido con la imagen del Tepeyac, con la diferencia de que aquellos hechos quedaron sumidos en siglos sin los medios de divulgación actuales.

Pero hay referencias muy explicitas:

Una, que Fray Bernardino de Sahagún, nuestro gran historiador y evangelizador de indios, atribuya nada menos que al diablo el culto guadalupano, y eso que no se mencionaban por entonces apariciones.

Dos, en 1895 el obispo de Tamaulipas renuncio a su diócesis en protesta por la coronación de la Guadalupana: dijo que ese culto “constituye un abuso en perjuicio de un pueblo crédulo y en su mayoría ignorante”.

Tres, en años recientes, ni mas ni menos que el abad de la basílica de Guadalupe sostuvo que no esta comprobada la existencia histórica de Juan Diego, y por lo tanto del milagro.

Ahora bien, si Fray Bernardino llama al culto guadalupano “obra diabólica” que busca regresar a los indios a su antiguo paganismo; y el obispo de Tamaulipas lo llama abuso, ¿no restan esas voces toda seriedad a la discusión de la “leyenda piadosa”, como la llamo el sacerdote, Fray Servando Teresa de Mier? ¿No es como hablar con Marla sobre sus extraterrestres? Esta última frase ¿debo cortarla? ¿Va contra la libertad de creencias de Marla? He hecho burla cruenta de la homeopatía, ¿atento por eso contra la libertad de los millones que la practican?

En muchas religiones hay creencias que no se pueden tomar en serio. Los Judíos ultra ortodoxos no se limitan a evitar el contacto de carne con productos lácteos, si no que ¡usan un estropajo distinto para lavar unos y otros platos! Y platos distintos. Que eso que algunos nos provoquen risa no significa que podamos hacer bromas con el Holocausto. Hay un claro límite. Y ya que cito a crueles sobre Cristo en la cruz no se los he oído a ateos, si no a los niños de las escuelas católicas donde me eduque.

La risa es un peligro para el dogma, lo mismo en religión que en ciencia: los científicos se lanzan implacables burlas entre si. Las que Einstein hizo de la cuántica son memorables. Pero solo en religión el dogma alcanza sus mayores oscuridades recordemos –aun que sea ficticio- al monje enloquecido que en “El Nombre de la Rosa” envenenaba las paginas de una obra de Aristóteles escrita en celebración de la risa. ¿Dónde comienza la risa? En el limite que cada persona pone lo estrafalario. Muchos ateos pueden hacer burla ante la idea de Dios. Otros no creyentes no compartimos ese humor, pero si encontramos ridículos algunos atributos asignados al Dios judeocristiano por muchos creyentes. Por ejemplo la ira, el enojo, la venganza, el castigo: un Dios hecho a semejanza de las pasiones humanas.

Si Dios es perfecto no puede tener modificaciones en su estado de ánimo, pues estas negarían la perfección. Dios estaría “mejor” cuando nadie lo ofende y “peor” cuando lo desobedecen. Se ofenda quien se ofenda, tal concepción de Dios es una tontería y una trivialidad humanizada. Fue un griego, para variar, el filosofo que descubrió que los humanos hacemos dioses a nuestra imagen y semejanza. En el siglo VI antes de Cristo dijo Xenofanes: “Si los bueyes tuvieran manos, y las tuvieran los caballos y los leones para poder dibujar como los hombres, los caballos dibujarían a los dioses como caballos y los bueyes como bueyes.”

Se podía tener una conversación inteligente con Carlos Castillo sobre su idea de Dios, pero escucharlo habría escandalizado a las vecinas que traen de casa en casa a la virgencita de Zapopan. Y si las ofende, ¿debía el callarse?

Admiré en Carlos su valor para defender causas propias y compartí buena parte de sus opiniones. En cuanto al derecho a la risa, le antecede un difícil deslinde: ¿en donde comienza el disparate?

Alguna vez, varios amigos le preguntamos a fray Alberto Ezcurdia, un bondadoso y sabio monje, profesor de filosofía: “Bueno fray Alberto ¿y usted cree en las apariciones de la virgen de Guadalupe? Hay hijos (respondió), hay días en que con trabajo creo en Dios”.

Así pues, reírse de una creencia no implica cancelar la libertad de quienes pueden seguirla sosteniendo. No somos los agnósticos y burlones quienes imponemos nuestra concepción del mundo, han sido las Iglesias y sus brazos seculares quienes han perseguido, torturado y matado para imponer la suya.


LAS MENTIRAS DE MIS MAESTROS
Luis González de Alba